Las Angosturas del Río Guadalmina - Benahavis
/Esta ruta recorre parte del cauce del río Guadalmina a su paso por el término municipal de Benahavís, en un recorrido singular que se tiene que hacer en algunos tramos nadando.
Consiste en un corto barranco en el cauce del río Guadalmina (Benahavís, Málaga), en el paraje conocido por Charco de las Mozas, que se encajona en un corto trecho para atravesar una zona escarpada, formando una estrechez o angostura. Es posible hacer el descenso incluso en época de lluvias, prestando atención a las zonas más estrechas en que la corriente puede ser fuerte.
El recorrido solo tiene un rápel en una presa, situada casi al final del barranco, en la zona en que el cauce vuelve a abrirse. Por su corto recorrido y ausencia de dificultades es un barranco indicado para iniciarse en esta actividad. Pueden hacerse algunos saltos en la entrada del barranco. El descenso es posible en cualquier época del año, siendo el caudal prácticamente constante, aunque la época de lluvias sea seguramente la más atrayente.
LOCALIZACION
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ITINERARIO
El punto de partida de esta ruta está situado en la que se conoce popularmente como Charca de las Mozas (COORDENADAS 36.517237, -5.039850). Esta poza de agua se encuentra metros antes de llegar a la entrada del pueblo de Benahavís. Hasta ella se accede a pie por unas escaleras situadas en uno de los márgenes de la carretera.
El recorrido propuesto empieza precisamente en la conocida como Charca de las Mozas, muy frecuentada por bañistas en época estival. Siguiendo hacia abajo el río, habrá que alternar al principio pequeñas pozas en las que no habrá más remedio que meterse con tramos donde hay que ir sobre piedras con cuidado para no resbalar. Así se alcanzan las primeras y sorprendentes angosturas, que nos trasladan a estampas exóticas más propias de otras latitudes.
Una de las zonas más espectaculares es la cavidad que hay que atravesar en el curso del río. A partir de ahí se atraviesan precisamente tramos más profundos en los que habrá un desgaste físico importante para aquellos no habituados a nadar. Otro reto es descender por la pequeña presa construida metros más abajo. No se recomienda esa bajada en el caso de que la persona no tenga la seguridad o la experiencia previa. No es complicado, pero si no se baja con la confianza necesaria nos podemos llevar un buen golpe. Llegados ahí, quienes no quieran bajar por cualquier motivo siempre tienen otra alternativa: Subir por una pequeña vía ferrata situada en la pared derecha, que nos conduce hasta la carretera.
En el caso de bajar, hay que tener mucho cuidado con las piedras que están más abajo que son aún más resbaladizas. Quien haya llegado hasta allí, debe ser consciente de que ya casi ha llegado al final del camino de ida. Basta con nadar un tramo de más de cincuenta metros nadando para llegar a una amplia poza donde parece que termina el río. En esta parte, parecida a una pequeña playa (pedregosa, eso sí), se puede descansar.
El camino de vuelta se puede hacer por una antigua acequia habilitada actualmente como ruta de senderismo. Para ello es necesario cruzar un puente de madera que pasa justo por encima de las angosturas. Para alcanzar el puente hay que subir desde la pequeña playa por la derecha siguiendo un pequeño carril de tierra. Una vez se cruza esta estructura se llega a la acequia y se continúa el camino río arriba. En poco más de una hora se llegará al punto de partida, la Charca de las Mozas.
Para hacer esta ruta hay que llevar calzado y ropa adecuada. Hay que tener en cuenta que es una ruta anfibia y que, por tanto, es muy importante llevar una suela adherente y con grosor suficiente, ya que de tanto andar por piedras las plantas de los pies se pueden resentir. También es recomendable llevar algún calzado de repuesto para la vuelta a casa. Respecto a la ropa, puede bastar con un bañador -o un traje de neopreno para los más frioleros-. Habrá que meterse en cualquier caso por el agua para poder hacer el recorrido. También es recomendable llevar bolsas y recipientes estancos para proteger móviles, cámaras fotográficas u otros objetos para que estos no se mojen.
Aunque varias pozas de agua cristalina pueden ser muy tentadoras, hay que evitar tirarse de golpe sobre ellas, ya que, en ocasiones, hay grandes piedras debajo que nos pueden dar un disgusto. Lo mismo ocurre cuando se vaya nadando por alguno de los tramos angostos.